NUEVO LUNES SANTO EN JAÉN | Entre la Fe y el desencuentro

Fotografía Agustín Garzón 

       La ciudad de Jaén, tierra de profundas raíces cofrades, ha vivido recientemente un episodio que, lejos de honrar el espíritu fraterno del que se presume en nuestras hermandades, ha desnudado ciertas sombras que aún empañan el testimonio público de Fe. La incorporación de una nueva hermandad a la nómina de la Agrupación de Cofradías para la jornada del Lunes Santo, lejos de ser un motivo de alegría y enriquecimiento para el conjunto de la Semana Santa giennense, ha estado precedida por un viacrucis institucional y humano digno de guion cinematográfico, acaso dirigido por el mismísimo Francis Ford Coppola.

Desde un primer momento, la nueva hermandad mostró una actitud abierta al diálogo y entendimiento, tendiendo la mano con humildad y respeto a las corporaciones ya establecidas en la jornada. Lejos de buscar confrontaciones o imponer su presencia, ofreció disposición a colaborar desde la cordura, con el único propósito de enriquecer la jornada del Lunes Santo y servir con mayor dignidad a su labor evangelizadora.

No debe ser plato de buen gusto para nadie ver cómo quienes comparten contigo la jornada de procesión no solo no celebran tu llegada, sino que abiertamente se oponen a ella. No ya por razones técnicas o logísticas —que siempre pueden debatirse desde la caridad y la fraternidad cristiana— sino desde actitudes que rozan el desprecio, el rechazo o incluso la hostilidad. Este cúmulo de acontecimientos lleva inevitablemente a interrogarse sobre la autenticidad de nuestra vivencia cofrade.

Lanzamos pues varias cuestiones al aire para que el respetable ;según su criterio; las haga suyas o no. No seremos nosotros quienes juzguen ni señalen directamente, de eso ya se encargará en su momento el de siempre:

1 -  ¿Somos dignos de llamarnos hermanos?
2 - ¿Somos dignos de evangelizar con nuestras Sagradas Imágenes Titulares, si no somos capaces de convivir con quienes también se proponen predicar con el mismo lenguaje de Fe? 
3 - ¿Acaso no proclamamos todos la Fe en Cristo y en su Madre Santísima? 

El papel de las cofradías, en su dimensión pública y devocional, no es únicamente la ostentación estética de la Fe, sino su vivencia y transmisión auténtica.

Como bien recordaba el Papa Francisco: "Las cofradías deben ser lugares donde se respire comunión, no lucha de poder; donde el servicio sea lo primero, no los intereses personales; donde el centro sea Cristo, y no el protagonismo de unos pocos."

A la luz de estas palabras, cualquier intento de obstaculizar la labor evangelizadora de una hermandad, por motivos que distan mucho de la fe, debería hacernos reflexionar profundamente. Porque lo que está en juego no es un sitio en una jornada, sino la credibilidad del mensaje que decimos portar.

Y es que, si hay algo más triste que la mentira, es la verdad disfrazada de devoción.

Dicho artículo ha sido redactado por Estación de Penitencia como una reflexión personal y libre. En ningún caso representa la postura oficial, ni está vinculado institucionalmente a la Hermandad de Sentencia y Encarnación.

 Desde nuestro medio felicitamos públicamente a dicha hermandad por el paso que les supone poder planificar sobre papel como y donde hacer  su manifestación pública de Fe. 

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