NO SOMOS SEVILLA
No somos Sevilla, ni falta que hace.
Aún con la resaca de una flamante y emotiva procesión extraordinaria en la que la Hermandad de la Amargura hacía protagonista a su titular mariana de forma triunfal. Ya superada la algarabía, la buya y el cansancio post-penitencia, deberíamos pararnos un momento y recordar lo acontecido más detenidamente.
Jaén llevaba días engalanando sus calles a la espera de que María, en su advocación de la Amargura, hiciese acto de presencia rodeada de toda su feligresía; y así fue. Como se esperaba, su barrio y el pueblo cofrade en general acompañaron a la hermandad en su XXV aniversario de erección canónica hasta la S.I. Catedral de la Asunción. Incluso autocares de localidades cercanas; y no tan cercanas; habían organizado excursiones para este día tan señalado. Algo que por cierto, es bastante poco habitual en nuestra tierra, valorar si eso es buena o mala noticia no está en mano de un servidor; que cada cual haga su propia valoración.
La procesión extraordinaria avanzaba con raudo paso entre la muchedumbre con pasodobles como “churumbelerías” y marchas propias que ofrecía la Sociedad Filarmónica de Jaén para disfrute de todos. Casi 12h en las que mostraron el nivel excepcional en el que se encuentra la formación. 20 años tras su Reina de la Amargura. Chapó.
Distinto panorama el que se ofreció en el camino de vuelta, con mucho cangrejeo y difusos comportamientos externos, llenos costumbres importadas. A todos nos gusta ver un paso nadando entre la multitud, quien diga lo contrario no es de este mundo o no le gusta lo suficiente.
¿Cohetes? Si, ¿por qué no? Como mencionaba en el comienzo de esta reflexión, la Hermandad de la Amargura celebraba su XXV aniversario de erección canónica. Quizás aún no estamos acostumbrados a este tipo de procesiónes y sus posibles peculiaridades.
Quizás…
La no presencia de Él. Jesús de la Pasión Despojado de sus Vestiduras. No estuvo presente, ni siquiera de forma efímera.
Quien viniese de fuera a ver esta procesión y conocer la hermandad de la Amargura, disfrutó de una puesta en escena encomiable, con un recorrido único. Reja de la Capilla, Hurtado y la ya olvidada Maestra. Incluso después de escuchar en directo a la A.M Jesús Despojado en el camino de vuelta; popurrí incluido; y lo que ello conlleva dado el gran nivel que ofrecieron sus más de 150 componentes, estoy totalmente seguro de que este cofrade forastero volvió a casa sin conocer a la hermandad del todo. Es más, aseveraría que se marchó con la dulce sensación de haber vivido otro tipo de efeméride.
No somos Sevilla, por supuesto que no lo somos, nosotros no pensamos en el costalero que quiere andar y no puede, en el hermano de luz incomodo y distraído de su penitencia, en el cuerpo de acólitos comprimido o la persona que lleva 2h apostada en un lugar a la espera de la llegada del paso.
Para ponerse delante de un paso a disfrutar del arte del cangrejeo también hay que saber hacerlo.
Si, hay que saber donde puedes estar “estorbando” y donde no lo haces tanto; habla un consumidor asiduo de este arte. Tristemente no es la primera vez que vemos situaciones de caos frente a los pasos en una puesta en escena de este tipo. ¿De quien es la culpa? No se trata de buscar culpables, si no de encontrar equilibrios.
No podemos ni queremos ser Sevilla. A todos nos encanta ver un paso caminando al son de una marcha, esperando el momento álgido de la misma, emocionándonos y abrazando a esa persona con la que lo estamos compartiendo. Ese mismo momento que fácilmente puede verse truncado por la pantalla de un dispositivo o por una persona sedienta de protagonismo. Arrancarse con un vítore nacido desde el corazón es bonito, dos resulta aclamador, tres puede parecer demasiado y cuatro seguramente resulte algo irrespetuoso o incluso chabacano.
Nuestra Semana Santa es perfecta, nuestras costumbres la hacen grande, pero aún debemos aprender a no mirarnos al ombligo y respetarnos entre cofrades.
Por ahora ,disfrutemos recordando esta sublime extraordinaria mientras nuestra memoria lo permita.
Enhorabuena a la Hermandad de la Amargura por su XXV aniversario de erección canónica.
No somos Sevilla, somos Jaén. No nos hace falta cambiar. ¿O si?
Juan Carlos Salas