La leyenda de la Virgen Blanca
La advocación de la Virgen Blanca se remonta al siglo XV, es probable que pueda provenir del XIV, aunque no hay noticias ciertas del origen de tal devoción.
Es la segunda Cofradía más antigua de las que aún mantienen su devoción en Jaén. Según los registros del Archivo Histórico Diocesano de Jaén fue fundada en el año 1527, concretamente hay un legajo de dicho año que dice
...los vecinos de aquel termino ayuntáronse con otros del cuerpo de la ciudad en nombre de congregación o hermandad, a voz de la cual se hacen cargo dos o tres con el nombre de hermanos mayores..."
La sede canónica de la Cofradía está en la Iglesia de Santa María Madre de la Iglesia, en el nuevo barrio de las Fuentezuelas, de Jaén. Allí está la imagen de madera, en un sencillo altar.
La Ermita de la Virgen Blanca está en las afueras de Jaén, en el paraje de la Imora. Es muy probable que esta ermita estuviera situada en la, por aquel entonces, Casería de la Virgen Blanca. En la actualidad Casería de las Palmeras, ya que parece ser, existen indicios que lo afirman y que posteriormente ya en el siglo XIX se ubicara en su actual emplazamiento.
Es una construcción de planta rectangular, de aproximadamente 4,5 metros de ancho por 12 de largo, consta de Iglesia y Sacristía. La Iglesia tiene una bóveda de cañón y carece de ventanas en las paredes, estando iluminada por una ventana semicircular que hay en la fachada. Tiene un sencillo altar donde se venera la imagen de la Virgen Blanca.
La actual configuración de la Ermita proviene de la restauración del año 1977.
La Imagen original, realizada en alabastro blanco, fue destruida durante la Guerra Civil española del año 1936. Como así ocurriera con gran parte de la imaginería de nuestra ciudad.
Una vez finalizada la contienda, fue el notario Don Lázaro Lázaro y Junquera quien se puso manos a la obra para la adquisición de una imagen de la Virgen para suplir a la desaparecida anteriormente mecionada, que fuese lo más parecida posible a la destruida en la contienda civil. Fue en 1940, en Madrid, donde se adquirió una imagen de pasta-madera. Posteriormente, en 1942, se adquirió otra copia en madera de cedro; algo menor de tamaño y destinada a realizar la procesión.
Estas dos imágenes son las que se conservan actualmente expuestas al culto:
La romería es el principal de los actos de la Cofradía. Se celebra el tercer domingo del mes de septiembre. Se traslada la imagen de madera desde la sede canónica hasta la ermita, y allí en el cerro, se celebra una misa y la procesión por el paraje de la Imora.
Francisco Javier Guzmán Lorite
La leyenda de la Virgen Blanca de La Imora (según texto Miguel De La Torre Padilla).
El pasado año, vísperas de la celebración de romería, Miguel de la Torre Padilla publicó en la web Extrajaen.com la leyenda de la Virgen Blanca de la Imora que dice así:
Cada mañana Ramón cogía su borriquilla y desde la Puerta de Martos, en la que tenía su vivienda habitual, se desplazaba a un pequeño terreno heredado de sus padres, que a la vez heredando de los suyos, aquellas tierras eran conocidas por ‘’Fuente Mora’’ y se contaba que su nombre procedía de una leyenda musulmana en la que se contaba que el manantial había nacido de las lágrimas de una mora, de ahí su nombre, y que allí murió la joven al encontrar el cuerpo de su esposo asesinado.
Aquellas tierras estaban muy cercana a la ciudad Jienense, y gracias al esmero de Ramón y la riqueza del agua existente y procedente del arroyo del Parral, les daban el don de la fertilidad y a él, el de buen hortelano ya que sus frutas y hortalizas eran codiciadas por los mercaderes de aquella época.
Ramón tenía una pequeña casita en la loma de aquel cerro, en el guardaba los aperos y dos bestias que las amarraba al arado y con ellas pasada parte del día, una la llamaba Sol y a la otra Luna. Desde dicha loma Ramón alzando la vista contemplaba la fortaleza que coronaba la ciudad, también veía perfectamente la muralla que rodeaba Jaén y más en concreto la famosa Puerta de Martos que es donde él había construido su hogar haya por 1520.
Uno de aquellos días que Ramón estaba arando decidió sentarse a descansar en una de tantas piedras que rodeaban su casita, mientras se comía una pieza de fruta vio que debajo de la piedra donde él estaba sentado había algo que brillaba, entró a la casita y cogiendo una azada comenzó a descubrir aquello que poco a poco iba tomando forma hasta que una vez desenterrada descubrió que era una campana de hierro, una vez extraída por completo se quedó asombrando al contemplar que en su interior había una imagen de la Virgen.
Ramón al ver el hallazgo salió corriendo a su casa para comunicárselo a su mujer, después se acercó a los caseríos cercanos y el lugar se inundó de fieles que cogieron a la imagen y la colocaron dentro de la casita que paso a ser la primera ermita que tuvo aquella imagen que al ser de piedra la llamaron ‘’Santa María la Blanca’’.
Desde aquellos días hasta nuestras fechas aquella casita fue derrumbada y en su lugar construida una preciosa ermita orgullo de agricultores del lugar.
También cuentan los antiguos, los que superan los noventa años que aquella Virgen primitiva, tenía una bonita corona y la llamaron ‘’Nuestra Señora de la Coronada’’, y en el lugar del suceso, cercano a la puerta de Martos, Construyeron una ermita para rendirle culto y una torre de refugio a los labradores en los ataques de los musulmanes para poder defenderse. Aunque también sirvió para formar una cofradía militarizada, la de los Ballesteros de la Coronada, cuya misión era defender la vida de los campesinos.
Ambas leyendas han seguido su camino, pero la Virgen que sigue viva y activa es la Virgen Blanca, sin embargo, la Virgen de la Coronada sólo queda como recuerdo histórico porque su imagen fue destruida en 1936 y de su ermita no queda nada.”