LA CONSTRUCCIÓN DEL CONVENTO DE LOS CARMELITAS DELCAZOS DE JAÉN
El convento de los carmelitas
descalzos, también llamado Colegio de San José, fue fundado en 1588 con el
legado que dejó el canónigo Juan Pérez de Godoy. Como el espacio resultó insuficiente,
los frailes hubieron de comprar al año siguiente, con el permiso de la Justicia
de la ciudad de Jaén, unas casas y huerta que les lindaban. En la escritura de
compra se hizo constar que las querían para hacer iglesia. La transformación de
estas casas en colegio-convento tendría un desarrollo paulatino en el tiempo.
La iglesia del convento no estaría terminada, en su interior, hasta el año
1619, en que fue consagrada y llevada a ella el Santísimo Sacramento, ceremonia
que convocó a todo el estamento civil y eclesiástico de la ciudad por aquella
época.
Posteriormente,
cuando los medios económicos lo permitieron, se fueron acometiendo más obras en
el convento. Se sabe que el primer lienzo de su claustro se inició en 1641,
probablemente con traza de Juan de Aranda Salazar, y lo hizo un maestro cantero
de Torredonjimeno llamado Pedro Conde. En 26 de noviembre de 1644, el magnífico
artista granadino afincado en Jaén, don Diego de Landeras, se comprometió con
fray Rodrigo de la Purificación, prior del convento, a que labraría otro lienzo
del claustro, el que arrimaba a los confesionarios e iglesia del convento. Lo
daría acabado para el día de Pascua del Espíritu Santo de 1645 y cobraría por
su trabajo 235 ducados.
Pocos
años después, en 27 de abril de 1649, otro artista jiennense, aunque afincado
en Baeza, don Luis de Bonifaz y Tovar, se obligó a pintar para este convento 29
lienzos que llenarían el espacio en blanco que tenía el aposento donde estaba
la librería: 13 con historia y vida del profeta Elías, 14 con la de Santa
Teresa de Jesús, 1 con la de Nuestra Señora del Carmen y otro con San José y el
Niño.
Los
carmelitas descalzos también quisieron construir un campanario. Para ello, el
Padre General de su
La obra la darían acabada para el día de Santa Teresa de Jesús del año 1651 y por su trabajo el convento les pagaría 6.300 reales (573 ducados), pagados en 3 plazos. La planta del campanario diseñada por Pedro del Portillo fue revisada por el maestro mayor de las obras de la catedral de Jaén, Juan de Aranda Salazar, el cual hizo una nueva planta, donde se subirían cuatro tercias de sillería y sobre la última habría de sentarse el banco y proseguir el campanario hasta acabarlo. Lógicamente, al cambiar el diseño de la planta, también se cambió el precio de la obra, que subió a 8.500 reales (773 ducados). En 1 de junio se firmó la nueva escritura, estipulándose ahora que la obra se daría acabada para el día de Pascua de Navidad de
1650. Aunque
el campanario se construyó para la ubicación de 3 campanas, solo se le pusieron
dos, de diferente tamaño. Poco tiempo después de colocarse, la mayor estaba
quebrada, probablemente debido a cuando se subió. En 18 de febrero de 1652, los
frailes carmelitas encargaron a un maestro de hacer campanas de la villa de
Baena, Francisco Pérez Barrera, que les fundiera esta campana quebrada y les
hiciera otra igual, es decir, con la misma forma y tamaño, y que llevará
impresas las letras del campanero y las del padre fray Antonio de Cristo, prior
del convento, así como el mes y año. Cobró por su trabajo 400 reales y tardó 20
días en hacerla de nuevo.
Los carmelitas descalzos quisieron hacer un pórtico para su fachada y, claro está, se dirigieron
a Pedro del Portillo, que era la persona idónea para su realización, pues ya era “el maestro mayor de la obra de la Santa Iglesia de esta ciudad”. Así, en 1 de mayo de 1660, haciéndole de fiador Cristóbal del Castillo, Pedro del Portillo se comprometió a hacer un pórtico en la iglesia del convento de San José, carmelitas descalzos de esta ciudad. Como bien es sabido, Pedro del Portillo no pudo realizar este pórtico por su repentino fallecimiento nueve días más tarde de contraer la obligación. Se supone que alguien lo tuvo que realizar por él, siguiendo el diseño, traza y condiciones que tenía hecho. No obstante, no nos han llegado noticias de su existencia, quizás porque pudo haber sido eliminado después de la desamortización de Mendizábal, fecha en la que se cerró el convento.