EL VÍA CRUCIS DEL MIÉRCOLES DE CENIZA

 

                    El 11 de enero de 1952 se celebró Junta General de la Agrupación de Cofradías en la que se aprobó la organización de un Vía-Crucis de penitencia para el Miércoles de Ceniza con motivo del inicio de la Cuaresma. Se propuso, por parte del presidente de la Agrupación que fuera la imagen del


Santísimo Cristo de la Expiración la que presidiera dicho acto, siendo aprobado por la Junta. D. Cándido Nogales Martínez, por aquel entonces, vicepresidente de la Agrupación, fue el encargado de comunicarlo a la Junta de Gobierno de la Cofradía de la Expiración.

               La Junta de Gobierno de la cofradía expirante acordó, en reunión celebrada en el mes de febrero de ese mismo año por unanimidad, que el Cristo saliese en el primer Vía-Crucis de Cuaresma.

               El 27 de febrero, Miércoles de Ceniza, el Santísimo Cristo de la Expiración salió de la Iglesia Parroquial de San Bartolomé, siendo portado por la Junta de Gobierno y sus cofrades devotos, en dirección a la Iglesia de San Ildefonso, donde la Junta de la Agrupación de Cofradías lo esperaba junto con el párroco titular de la actual Basílica Menor.

               Una vez que la imagen de la Expiración llegó al interior del templo, y se situó en el lugar designado, se procedió al rezo de la primera estación, e, inmediatamente, partió el Vía-Crucis en dirección a la Santa Iglesia Catedral por las calles: Plaza de San Ildefonso, Ignacio Figueroa, Bernabé Soriano, Campanas y Plaza de Santa María.

               Las estaciones fueron predicadas por canónigos y varios sacerdotes. En las fachadas de las calles del recorrido se colgaron cruces de madera con las numeraciones correspondientes a las distintas


estaciones de tan piadoso acto. En aquellos tiempos, todos los sacerdotes estaban bien dispuestos a complacer a la Agrupación para solemnizar este acto penitencial que daba inicio a la Cuaresma.

               Es de destacar la gran acogida que tuvo en la ciudad de Jaén. Durante todo el recorrido fue de manifiesto el fervor popular, el recogimiento y silencio. La última estación se realizaba ya en el interior del templo catedralicio, siendo predicada por el Sr. Obispo que dio la bendición con la reliquia del Santo Rostro, dándose, posteriormente, a besar a los fieles asistentes y que llenaban las naves de la Santa Iglesia Catedral.

               En el año 1953 el Cristo de la Clemencia presidió el acto cuaresmal junto con el Cristo de la Expiración. Sin embargo, dada la multitud de ocasiones en que presidía el mismo el Cristo de la Expiración, la Agrupación de cofradías tomó la decisión de designarlo como imagen titular del Vía-Crucis de la Agrupación.  

               Posteriormente, en 1958, se incorpora al Vía-Crucis el Cristo de las Misericordias de la Catedral, saliendo también el Cristo de las Misericordias, conocido como “Cristo del Bambú” titular de la cofradía de los Estudiantes, resultando que salieron un total de cuatro imágenes cristíferas.

               Las estaciones, a veces, erar rezadas y otras predicadas por los sacerdotes, acompañadas por cantos penitenciales.

               A partir de 1969 el Vía-Crucis empezó a celebrarse en el interior de la Catedral pretendiendo un mayor recogimiento, pero realmente se echaba en falta el recorrido penitencial por las calles de la ciudad, quedando relegada de la organización del mismo la Agrupación de Cofradías.

               Fue, a partir del año 1994, cuando la nueva Junta de la Agrupación de Cofradías, presidida por D. Ramón Guixá Tobar, pidió autorización al Obispado solicitando retomar que el Vía-Crucis se celebrara por las calles de Jaén llevando a las sagradas imágenes de regreso a sus templos.

               Se determinó que cada año fuese una imagen distinta la que presidiera tan devoto y solemne acto, realizándose, previamente, un traslado hasta la Santa Iglesia Catedral, situándose en el Altar Mayor, donde presidía la reliquia del Santo Rostro.

               En un principio, y posteriormente al traslado de la imagen al primer templo de la Diócesis, solamente se realizaba una paraliturgia presidida por el Obispo, en aquel momento, D. Santiago García


Aracil. Al incorporarse a la Diócesis D. Ramón del Hoyo López, la paraliturgia se suprimió, empezando ahora con la celebración de la Santa Misa que es concelebrada por los canónigos, sacerdotes y el Delegado Episcopal de Cofradías y Hermandades. En dicha celebración se bendice y se realiza el acto de imposición de la ceniza. Una vez finalizada la Eucaristía, se da comienzo al Vía-Crucis comenzando la primera estación en la Catedral y realizando las sucesivas a lo largo del recorrido de regreso al templo parroquial de la Cofradía designada para ese año. Junto al sacerdote, son los fieles los que van leyendo las distintas estaciones. Así mismo, son numerosos los cofrades y devotos que acompañan a la imagen tanto en su recorrido de ida como de vuelta a su iglesia, portando cirios.

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