LA COFRADÍA DE LA VIRGEN DE LA CAPILLA
Con casi ya el siglo de vida, la actual cofradía de la Virgen de la Capilla es una reunión de varias cofradías existentes siglos atrás en Jaén de las que aparecen noticias documentadas en el siglo XVI. Tenían estas como objeto primero el atender el fomento del culto y devoción a la Patrona de Jaén, vertebrando el mismo siempre en torno a la imagen gótica de la Virgen de la Capilla y los hechos sucedidos en el glorioso Descenso de María Santísima a la ciudad de Jaén en 1430, para socorrer a nuestros mayores.
Según
la leyenda, la Virgen María descendió a la ciudad de Jaén en la noche del 10 al
11 de junio de 1430 acompañada de un cortejo celestial que partió desde la
Catedral hasta la iglesia del arrabal de San Ildefonso. Las crónicas recogen un
buen número de declaraciones de testigos de este hecho.
“En la muy famosa, muy noble, y muy leal Ciudad de Jaén, guarda y defendimiento de los Reynos de España. Sábado en la noche a diez días del mes de junio de 1430 años, siendo Obispo de esta Ciudad y Capitán de Este Reino Don Gonzalo de Astuñiga (que hoy decimos Zúñiga) ante su provisor y vicario general Juan Rodríguez, Bachiller en derechos, se probó haber pasado, real y verdaderamente lo que se refería: Que a la hora de medianoche el sábado dicho iba una gran procesión de gente muy lucida y con muchas luces, y en ella siete personas que parecían hombres, que llevaban siete cruces; iban uno detrás de otro, y que las cruces parecían a las de las parroquias de ésta Ciudad, y los hombres que las llevaban iban vestidos de blanco o con albas largas hasta los pies. Iban más otras treinta personas también con vestidos Blancos, en dos hilos, acompañando las Cruces. En lo último desta procesión iba una Señora más alta que las otras personas, vestida de ropas blancas con una falda de más de dos varas y media; y iba distinta de los demás la última, y no iba cerca della otra persona, de cuyo rostro salía gran resplandor, que alumbraba más que el Sol,
porque con él se veían todas las cosas alrededor, y contorno, y las tejas de los tejados como si fuera amedio día el Sol muy claro, y era tanto lo que resplandecía, que le quitaba la vista de los ojos, como el sol cuando le miran en hito. Esta Señora llevaba en sus brazos un niño pequeño también vestido de blanco, y el niño iba sobre el brazo derecho. Detrás desta Señora venían hasta trescientas personas, hombres y mujeres, éstas cerca de la falda de la Señora, y ellos algo mas atrás. Estos hombres y mujeres no hacían procesión sino de montón; iban las mujeres delante y los hombres atrás, y todos vestidos de blanco, y sonaban como que iban armados. La cual procesión iba hacia la capilla de San Ildefonso, y habían salido de la Santa Iglesia mayor. Esto afirmaron con juramento Pedro, hijo de Juan Sánchez; Juan, hijo de Vzenda Gómez; Juana Hernández, mujer de Aparicio Martínez; y otros testigos, cuyos dichos y deposiciones están en el archivo desta Iglesia, y capilla.Bartolomé
Ximenez Patón, Secretario del Santo Oficio, en el capitulo decimotercero de su
obra «Historia de la Antigua y Continuada Nobleza de la Ciudad de Jaén»,
publicada en 1628.”
Desde
ese momento se construyó una capilla anexa a la iglesia, donde terminó ese
cortejo celestial su procesión por la ciudad, forjándose la devoción de la
ciudad a la Virgen de la Capilla.
Existe el documento original auténtico que recoge la llamada «Información Testifical del
Provisor Rodríguez de Villalpando» sobre el Descenso de Nuestra Señora a la ciudad de Jaén.— Apenas sucede, el portentoso hecho, la competente autoridad eclesiástica cita a los testigos del mismo para que declaren objetivamente lo que han visto y oído. El suceso ocurre en Jaén el 11 de junio de 1430, y a los dos días, o sea, el 13 de junio del mismo año, tuvo lugar la información «porque la verdad dello, manifiestamente pudiese parescer y no uviese mezclamento de falsedad con ella...» (6), a requerimientos del «honrado y discreto varón lohan Rodríguez de Villalpando, bachiller en Decretos, Provisor official y Vicario General en lo espiritual y temporal en todo el Obispado, por el Muy reverendo in Christo padre y señor don Gonzalo de Astúñiga, por la gracia de Dios y de la Santa Yglesia de Roma, Obispo de lahen» Durante esos primeros años la
Virgen de la Capilla no contaba con una gran devoción entre el pueblo jiennense.
En 1926 se reorganizaron las
viejas cofradías hasta entonces existentes, refundiéndose todas ellas en una
sola que tomó la denominación de Cofradía de Nuestra Señora de la Capilla,
Patrona de Jaén. A esta Cofradía, S.M. el rey don Alfonso XIII, le otorgó el
título de Real. Durante la Guerra Civil Española la talla no sufrió ningún
daño, gracias a que la resguardaron en el Convento de las Bernardas, aunque sí
perdió algunos enseres de gran valor, como la corona utilizada durante su
primera coronación en 1930 por D. Pedro Cardenal Segura y Sáez.
No obstante, llegados los años 50 y 60 la devoción por la Virgen de la Capilla comenzó a
crecer de forma exponencial gracias a la familia Calatayud y el sacerdote D. Manuel Maroto. En 1950, el Papa Pio XII, atendiendo las peticiones del pueblo de Jaén, proclamó a la Virgen de la Capilla, Patrona de Jaén junto a Santa Catalina, comenzando a procesionar por primera vez por las calles de la capital y volvió a ser coronada en 1956. Desde entonces esta Cofradía
cuida celosamente del culto y devoción a la Patrona Principal de Jaén y única
imagen coronada de la ciudad hasta la fecha presente, en cuyo honor promueve
numerosas iniciativas que tienen su colofón cada 11 de Junio, con la Magna
Procesión de la Santísima Virgen por las calles de Jaén, día en que, la Madre
de la ciudad, luce sus mejores galas visitando a su pueblo fiel. La talla es
Bien de Interés Cultural desde 1988, está en posesión de las Llaves y Medalla
de Oro de la ciudad y luce también el bastón de mando y fajín de Alcaldesa
Mayor, dado por el alcalde don Ramón Calatayud Sierra.